Un proyecto informático es cualquier proyecto de tecnología de la información que tiene una fecha de inicio y final asignada, a menudo con hitos y objetivos específicos que deben cumplirse durante el ciclo de desarrollo. Pueden ser cosas como cambiar unos servidores antiguos, desarrollar un sitio web de comercio electrónico o fusionar bases de datos. La gestión de proyectos informáticos se ve limitada por tres factores: tiempo, coste y alcance. Para que un proyecto tenga éxito, estas tres restricciones deben estar en equilibrio.
Para tener éxito, las organizaciones deben crear o adaptar un enfoque estándar para la gestión de proyectos informáticos. Un enfoque estándar proporciona las siguientes ventajas:
La no utilización de un enfoque estándar es el error más grande en gestión de proyectos informáticos que una empresa puede cometer. Utilizarlo hace que sea posible que una empresa pueda medir el éxito de sus proyectos para determinar qué procesos y metodologías están funcionando y cuáles deben ser mejoradas.
Cierta gestión de proyectos informáticos termina en fracaso, simplemente, porque se trata proyectos muy complicados. Además de los retos habituales de recursos, también se enfrentan a desafíos tecnológicos únicos: desde el hardware, sistema operativo, problemas de base de datos o de red, riesgos de seguridad, problemas de interoperabilidad y además, los fabricantes hacen cambios a sus configuraciones de hardware y software. Pero las tres razones más comunes por las que los proyectos fracasan son:
Una falta de planificación
Porque los proyectos se precipitaron
Porque el alcance era demasiado difícil de manejar
Durante el inicio de un proyecto, se deben establecer los criterios para decidir el éxito o el fracaso del proyecto. Por ejemplo, para ser considerado exitoso, un proyecto puede tener que cumplir con ciertas normas de calidad (por ejemplo, un programa de Six Sigma o uno ISO), estar dentro de un determinado presupuesto, cumplir con un plazo determinado o ofrecer una funcionalidad específica. Otro enfoque es el uso de un indicador como la "Regla 15-15". La Regla 15-15 establece que si un proyecto está más de un 15 por ciento por encima del presupuesto o un 15 por ciento por encima en tiempo, es probable que nunca se recupere el tiempo o el coste necesario para ser considerado exitoso.